23.12.10

The helicopters

Y es así, cuando escucho el sonido de los helicópteros sobre mi cabeza, me escondo debajo de la cama para que nadie me vea, porque he soñado tanto que ya no sé cual vendría siendo la realidad.
Para escribir estas escrituras, he aplicado las estructuras gramaticales que se usan en inglés y es por eso que mis escrituras valen callampa.
Es cierto, valen callampa.
¿Callampa?
Si, callampa.
¿Existe en otro idioma esa palabra?
No lo sé.
La verdad es que no importan las palabras, ni los sueños, ni la realidad. Me importa más por qué te enmudeces, por qué me mientes, por qué no me llamas, por qué.
Me lleno de por qués, de por y paras, de misterios y anécdotas, me lleno del verde, del azul, el rojo, y el negro. De los sonidos, los aromas, los abrazos, de ti.

Y pienso tan rápido que no alcanzo a escribir lo que he pensado y mientras pierdo el tiempo escribiendo la palabra tiempo, mis otros pensamientos se han escapado y no alcancé a agarrarlos.

Ya, después de todo sigo pensando estupideces, incoherencias. Es por los mares mentales, por los soplos en mi corazón de frutilla, por los pensamientos silentes.

Corazón
¿Así se escribe corazón?
No
Entonces, ¿Cómo?
No se escribe, se siente.

En uno de mis delirios mi corazón se empezó a romper, mis ojos empezaron a mirar con más detención lo que se me cruzaba por delante. Empecé a descubrir sus defectos. Lo terrible de haber descubierto sus lados B, fue que me gustaron aún más, me gustaron sus errores, sus carencias. Empecé a amarlo tal y como es, lo acepte, lo acepto y lo aceptaré. Si alguna vez no le dije cuanto lo amé, cuanto lo amo y cuanto lo amaré. Aprovecho estas líneas, para decírselo; te amé, te amo y te amaré.
Escondeme de los helicópteros, que me vienen a buscar en mis sueños, no dejes que me lleven.
Quiero terminar con esta persecución, con las alucinaciones, con los delirios, las fantasías.
Estoy loca, lo sé.


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