La gente pasaba por mi lado y no me veía, en realidad yo había desaparecido. Si, ¡Desaparecí!.
Fue un momento tenso, como en cámara lenta y envuelto en la soledad no tan sola de la calle.
Era mi deseo más profundo que se hizo realidad a las doce del día en pleno centro de mi querido Curicó.
Ahora, ya no quiero desaparecer nunca más, prefiero ser la "fea, pero simpática", la que pasa desapercibida en la calle, que volver a sentir el horror de que nadie me vea, que nadie me hable, que nadie me sienta.
"Un día más de vida y como siempre, a tu lado"
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