6.9.11

Whisper

Debería partir preguntándome el por qué, pero no lo haré, creo saber por qué me miras con esos ojos.

Yo creía que no tenía que sentir lo que sentí. Creía que no tenía que aferrarme a tus sonrisas como me aferré y dejé de hacerlo para corregir todas mis imperfecciones solamente para que fueras feliz, pero al mirar como quedaron las cosas luego de acomodarlas me he dado cuenta que nunca debí intentar nada, fue una pérdida de tiempo y nada más.

Yo me quedé sin palabras para decir lo que tenía que decir, esperando que mis pensamientos incoherentes se detuvieran para poder decirte algo que valiese la pena, pero mientras todo esto pasaba te alejaste tanto que ahora que encontré las palabras precisas, no puedo decirtelas.


Y es por todo eso que trato de escapar, pero escapar me hace acercarme más a los pensamientos incoherentes, me hace pensar en cómo hacer de esto un momento feliz.

"¿Qué país es este?"

Me sucedió que al pasar de la tarde dejé de reconocer los lugares en los que me encontraba y caminé por inercia, es más, no recuerdo los lugares por los que caminé, recuerdo en imágenes aceleradas lo que hice de las dos a las diez, como si todo hubiese sido un sólo segundo que pasó tan rápido sin siquiera haberlo disfrutado al máximo.


Estuve en la irrealidad más pura, en un sueño vívido, en un teatro de hologramas, en un show de transparencias, estuve en el desastre de los contorsionistas.

En la anormalidad, la visión de lo normal se vuelve más normal, y yo más anormal aún. En la normalidad de la mente quería analizar los impulsos hacía los gritos, la pérdida de fuerza de voluntad, quería deshacerme en quejas para mi misma, para intentar cambiar, pero me hundí en la anormalidad y en la sombra de los árboles gigantes, me hundí en los ruidos mundanales, me hundí en las canciones que me provocan las risas, me hundí en la imágenes perdidas y en las anécdotas que se convertirían más tarde en nuestro pasado.


Quería saber por qué me dejo llevar, quería saber por qué abandoné la fuerza de voluntad, por qué camino a ciegas en la multitud, por qué confundo a todos con todos y a ti con nadie, por qué no me preocupa el qué dirán, por qué dejé de ser cobarde y ahora no le temo a la oscuridad.

La respuesta no está donde la dejé, porque por más que trato de convecerme, sé que es por mi necesidad de escaparme de aquellos pesamientos, del ligero presentimiento de que si me dejo llevar encontraré una sonrisa y volveré a aferrarme a ella como mi mejor salvavidas.

Estoy atrapada entre la multitud, pero si miro al cielo encuentro una nube con mi nombre, encuentro una figura que se desfigura, y quedo suspendida en la nada disfrutando del viento, del pasar de mi tiempo, del desperdicio de las almas, de la gente que pasa por mi lado, dejando huellas que sigo sin pensar en el por qué.

Dejémonos llevar por las huellas de la multitud y volvamos locos buscando la forma de seguir sólo una, miremos a las nubes con mi nombre y tratemos de mantenerlas sin que se las lleve el viento, desfiguremos las figuras de las sombras de los árboles, cómete mi corazón, yo me como el tuyo, dejemos que las emociones esporádicas nos hagan felices.

Déjame que quiero correr atrás de la micro para ver hacía donde va, déjame que quiero saltar en las piedras, déjame que quiero convertirme en un susurro y desaparecer en tus oídos.

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